lunes, 23 de septiembre de 2013

Iglesias, mercados, barrios y bares.

Este viernes dirigí mis pasos hasta Barcelona. Primera visita en 39 años, ya costó. Obviamente no pude ver todo lo que hubiera querido, pero también es cierto que no pensaba que vería tanto. Lo importante era también ver a mi amigo Miguel Ángel y pasar con él un fin de semana. Después de tanto tiempo compartiendo fatigas a diario, cada uno hemos acabado en una punta de España.
El finde empezaba muy bien, cuando sin saber donde ir exactamente, nos bajamos del metro y en la Plaza de la Fira nos encontramos un escenario y miles de personas. La dimensión del escenario y la cantidad de gente ya nos hacía intuir que se trataría de un buen grupo, pero me quedé de piedra cuando nos enteramos que eran M-CLAN. Últimamente me ha dado por escucharlos y conocer su discografía, y hace unos días he conocido a Pablo. Pablo es la máxima responsabilidad de la seguridad en eventos de grandes dimensiones, como conciertos y eventos deportivos. Por ejemplo se encargó de la seguridad en el concierto de Bruce Springsteen en San Sebastián. El tío es una mole, parece el increible Hulk. Pues casualmente, hablando días atrás con él, me decía que la única banda española que puede mover esa cantidad de gente es M-CLAN.
Me impresionó la Sagrada Familia. Me parece algo indescriptible. Cuando esté finalizado será increíble. Habían anunciado días antes que la visita el domingo era gratuita, y se acabaron las 30.000 invitaciones en un rato. No había visto una cola para visitar algo como la que había para acceder a la Sagrada Familia. ¡Qué barbaridad!
También estuve en el Nou Camp, pero al margen de que me lo esperaba más majestuoso (el Santiago Bernabéu me lo parece más por fuera, aunque por dentro debe ser brutal), no había fútbol y no había ambiente en los aledaños.
Algo que me encantó fue la visita a La Boquería. Qué pasada. Es el mayor mercado al que haya ido nunca, y me llamó la atención la variedad tan grande de productos que puedes encontrar. Vi fruta que no había visto nunca y sobre carnes y pescados puedes encontrar lo que quieras. Especias de todo el mundo.
Paseamos por el paseo marítimo y nos adentramos en El Born, un barrio muy sofisticado y encantador, con calles muy estrechas y mucho ambiente.

También me resultó impresionante la Iglesia de Santa María del Mar.
Pero hay dos cosas que me cautivaron sobremanera y que formarán parte de la ruta en mi próxima visita. Una es el barrio de la Barceloneta. Genial. Barrio marítimo que conserva ese aspecto añejo y vital que sin duda tuvo siempre.
Y dentro de él, el Bar Leo. Magnífico. Leo es una granadina de pura cepa afincada hace muchos años ya en Barcelona. Regenta un bar que es un templo homenaje a Bambino, con miles de fotos del artista y de elementos que lo recuerdan. También hay una cuadro de la Macarena, que incluye el escudo del Real Betis Balompié (aunque el escudo del Betis se localiza en varios rincones del local). Leo ofrece variedad de tapas tanto frias como calientes (me encantó una tortilla de espinacas que estaba de muerte), abre desde medio día hasta el cierre, ya de madrugada , de lunes a domingo. 
El ambiente es entrañable. Tiene una amplia zona para poder mantenerte en la barra o puedes sentarte más adentro. La música no sólo gira en torno a Bambino. Puedes oir desde Los Chichos hasta Sabina, y todo sale de una máquina jukebok en la que puedes elegir la música que quieras. Además no es raro encontrarte una reunión con guitarra incluida animando el cotarro. No para de entrar y salir gente.
Pero el principal valor del bar es su dueña. Leo es entrañable y una currante como la copa de un pino. Está en el bar desde que abre hasta que cierra, siempre detrás de la barra. Es un encanto. Hicimos buenas migas en nuestra extensa visita, y me dijo algo muy bonito. Así que, como no puede ser de otra forma, si vuelvo a Barcelona, volveré al Bar Leo.

Os dejo algunos vínculos en la red sobre el Bar Leo.

Y el facebook.

2 comentarios:

  1. Barcelona es genial, el Borne y el barrio gótico son estupendos para perderse y desayunar en la Boquería es impagable. Me encanta rodar por Barcelona, creo que es de las pocas ciudades grandes que no me "pesa", que no cae sobre mí causándome claustrofobia. Cuando vuelva, me pasaré por el Bar Leo ;-)

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  2. Barcelona es genial, pero mi amigo Josemi es todavía más grande. Un peazo de abrazo. Viva la Barceloneta.

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