miércoles, 26 de octubre de 2011

Cambio de táctica.

Manolo salió de casa con la intención de ir a pelarse. Bajó la calle de los escalones y a la altura de la Hermandad de Vera-Cruz saludó efusivamente a José, que como muchas tardes, tertuliaba en la puerta del Casino con algunos de los transeúntes que por allí pasaban.

Decidió tomar café y se acercó hasta el Rincón, y allí descubrió a su amigo Alberto, que en solitario, disfrutaba de una infusión en uno de los veladores. Como decidió que no había prisa y que hacía una tarde magnífica, acompañó a su amigo, ignorando el peligro que las palomas de la Plaza tienen en esas coordenadas.

Comentando la proximidad de la Semana Santa y pronosticando el tiempo que hará para entonces, Manolo reparó que bajo el reloj de la Parroquia, en uno de los nuevos bancos acondicionados en la nueva zona peatonal, había un ciego sentado, con un cartel en sus pies que decía “POR FAVOR, AYÚDAME QUE SOY CIEGO”.
Manolo se levantó, pagó la “convidá” y se dirigió a la peluquería, pero en su itinerario, pasó junto al ciego, observando que en la gorra que tenía junto al cartel, había unas cuantas monedas. Manolo, que de profesión era Creativo de Publicidad, tomó el cartel sin pedir permiso al ciego, le dio la vuelta, tomó una tiza y escribió otro anuncio. Volvió a poner el cartel sobre los pies del ciego y se fue.

Una vez Javi, su peluquero, había terminado con su prominente perola, entre marchas procesionales e incienso, salió de la peluquería dirección a su casa. En su camino, volvió a pasar por delante del ciego y pudo observar que ahora su gorra estaba llena de billetes y de monedas. El ciego, reconociendo sus pasos le preguntó si había sido él quien re-escribió su cartel y sobre todo, que qué era lo que había escrito allí.
Manolo le contestó: -"Nada que no sea tan cierto como tu anuncio, pero con otras palabras".

Sonrió y siguió su camino. El ciego nunca lo supo, pero su nuevo cartel decía:
"ESTAMOS EN PRIMAVERA, Y... YO NO PUEDO VERLA".

Cambiemos de TÁCTICA cuando algo no nos sale, y verás que puede que resulte mejor de esa manera.

lunes, 24 de octubre de 2011

No juzgues.

Mari Puri como cada tarde cuando termina el corte, se dirige al Bar Manolo. Pero hoy no puede recrearse en su café vespertino, porque tiene que coger el tren. Ha decidido que irá a visitar a su amiga Chari de Valencina. Esto del tren es un bastinazo. Mari Puri llegó a odiar esos Damas eternos, que te permiten avanzar 3 capítulos de Los Pilares de la Tierra desde la parada de la Venta Pazo a Espartinas. Y luego los trasbordos, ¡¡¡Santo Cristo de San Pedro!!!.

Religiosamente paga su café y se despide de Bea. Mira su reloj y comprueba que tiene tiempo suficiente para echar el euromillón. Remonta la Calle Real y en un pis pás está en la estación. Como le quedan 20 minutos hasta que llegue el tren, decide comprar un paquete de galletas y se sienta a esperar. Observa, que en el asiento de más allá de las galletas hay un hombre que se entrega a la lectura del Marca. “Grande Javi Varas en un Camp Nou de Juzgado de Guardia”, “El Betis aletargado”.
Coge una galleta y abre su libro. Por el rabillo del ojo observa que el vecino alarga su brazo y coge una galleta. ¡¡Pero bueno, que se ha creído!!. Mari Puri está indignada. No quiere ser grosera, por lo que hace caso omiso y sigue leyendo. 

Ella vuelve a coger una galleta y posteriormente, sin inmutarse, el vecino indiscreto repite. ¡¡¡Esto es demasiado, vaya descarado!!!. Le entran unas ganas terribles de tirarse al cuello, mientras puede observar que al fondo llega el tren. Todavía le da tiempo al descarado vecino de tomar una nueva galleta. Se dirige al andén y dejando las galletas en el asiento le grita al caballero: “Usted es un descarado y un sinvergüenza”, y sin darle tiempo a reaccionar, se introduce en el tren y se sienta. 

Inmediatamente sale el tren y le dedica una mirada de desprecio fulminante. Una vez lo ha perdido de vista, se dispone a introducir su libro en el bolso y casi se muere. Se da cuenta que dentro del bolso está su paquete de galletas intacto. Lo había introducido en el bolso tras comprarlo y había tomado las galletas del vecino. No había reparado porque los paquetes eran exactamente idénticos, y había tomado las galletas del señor de al lado, sin que este hubiera puesto reparo en ello. Además, le había insultado y despreciado, y no le dio opción a la explicación. Además, era demasiado tarde para justificarse. Mari Puri no pudo por más que sentir vergüenza de sí misma, y sentir un profundo pesar por haber juzgado mal antes de tiempo.

miércoles, 5 de octubre de 2011

"Temo haberte imaginado hombre".

Escucha, hijo: voy a decirte esto mientras duermes, una manecita metida bajo la mejilla y los rubios rizos pegados a tu frente humedecida. He entrado solo a tu cuarto. Hace unos minutos, mientras leía mi diario en la biblioteca, sentí una ola de remordimiento que me ahogaba. Culpable, vine junto a tu cama.

Esto es lo que pensaba, hijo: me enojé contigo. Te regañé cuando te vestías para ir a la escuela, porque apenas te mojaste la cara con la toalla. Te regañé porque no te limpiaste los zapatos. Te grité porque dejaste caer algo al suelo.

Durante el desayuno te regañé también. Volcaste las cosas. Tragaste la comida sin cuidado. Pusiste los codos sobre la mesa. Untaste demasiado el pan con mantequilla. Y cuando te ibas a jugar y yo salia a tomar el tren, te volviste y me saludaste con la mano y dijiste: "¡Adiós, papa!" y yo fruncí el entrecejo y te respondí: "¡Ten erguidos los hombros!"

Al caer la tarde todo empezó de nuevo. Al acercarme a casa te vi, de rodillas, jugando en la calle. Tenias agujeros en las medias. Te humillé ante tus amiguitos al hacerte marchar a casa delante de mí. Las medias son caras, y si tuvieras que comprarlas tu, serias mas cuidadoso. Pensar, hijo, que un padre diga eso.

martes, 20 de septiembre de 2011

Nos ha nacido un campeón.

Cuando llega el gran día del nacimiento de un hijo, es como si ese sueño, que se había perpetuado y casi enquistado, se cumpliera. Durante los meses previos a su llegada, damos rienda suelta a nuestra mente, ilusionados con su sexo, esperanzado por su cara, sus manos, su risa, sus ojos.
Y no podemos evitar dar rienda suelta al corazón. Trazamos un futuro, soñamos con que sea persona de bien, que alcance grandes metas. ¡¡Qué hermosos sueños!!

Y qué gran responsabilidad la de los papas, ante esa criatura tan frágil y pequeña, que empieza a pelearse con un mundo tan desconocido, tan distinto a lo que conoce, en su corta pero frenética existencia.
Y es que es algo tan grande. Es el mayor regalo que nunca podrán hacernos. Sería inútil intentar expresarlo. Un hijo es una vida por delante llena de esperanzas. Es el mayor aliciente para afrontar lo que te queda de vida. La rotura de todos tus planes, la planificación conjunta del mayor proyecto que nunca imaginaras. Es la muestra de que alguien superior nos quiere.Estoy seguro de que cuando un niño nace, en algún lugar hay una gran fiesta.

Y en ese sitio, ahora deben estar de resaca, porque un nuevo niño nos ha nacido. Un campeón que todavía calienta para saltar al terreno de juego, pero que revolucionará el partido. Ya ha llegado primero a una meta, entre millones de candidatos.
Quiero aportar a la montaña de felicidad de Pedro y Cuca, el granito de la mía. Estoy seguro de que vuestro bebé os aportará todo eso que ya le habéis dado vosotros, y mucho más.
Mi más sincera enhorabuena y deseo de felicidad.

viernes, 2 de septiembre de 2011

El río de la vida.

Por primera vez, y sin que sirva de precedente, esta nota está dedicada, a mi más fiel seguidora, que más bien sería sufridora, ya que me temo que es capaz de leer íntegras mis parrafadas. Con cariño eterno. Y si no conseguimos ponerle buena cara a este tiempo, súbete a la azotea, y que tu buena cara perpetua, nos aleje esta tristeza.

Como ya he dicho en alguna ocasión, parece que con la losa de la edad, viene, como kit inseparable, un replanteamiento generalizado de tu vida, en el modo ya manido del “de donde vengo”, “a donde voy”. Eso, además, con el añadido de tu prole, a la que le debes todo tu ser, y que se convierten en el único motivo por el que respiras. Días como el de hoy, en el que siento la dicha de tenerlas a mi lado por tiempo indefinido, me hacen sentir gigante y no caber en mí.

Y precisamente por ese amor incondicional, que mis hijas me demuestran, y que me dan el aliento necesario, busco sentido a mi vida. Vida que hace un tiempo comparé con un rio. Las aguas de un rio que van deslizándose silenciosamente y van dejando lo que llevan. Si las aguas son turbulentas, por donde pasen irán dejando forraje y suciedad. Pero si las aguas van limpias y tranquilas, dejarán tras de sí humedad, fecundidad, verdor y frescura.

Aún ante la dificultad que entrañe, procuro que las aguas del rio de mi vida discurran siempre limpias, y dejar parte de ellas por donde pase. Sin duda, a veces se tornan turbulentas, pero hay que saber dejar el forraje en la orilla.
Por el amor incondicional que yo también siento hacia mis hijas, y porque quiero que el agua que beban de mi rio sea la más cristalina, limpia y pura que puedan encontrar, batallo contra el forraje y la suciedad, y diseño el mejor humedal que les pueda ofrecer.

viernes, 26 de agosto de 2011

¿Y tú, los valoras?

Este verano, en el pequeño retiro espiritual junto a mi Anita, en Matalascañas beach, observé cómo, tarde tras tarde en la piscina, una madre ayudaba a su hijo, deficiente mental, a realizar innumerables circuitos a nado, de una punta a otra de la piscina. 

Lo que realmente me llamaba la atención, era la forma en que esta mujer realizaba esta tarea. Su cara y su dedicación irradiaban un amor y una dulzura que estoy convencido, están al alcance de muy pocas personas en este mundo. Siempre con una sonrisa, le hablaba y tranquilizaba a su hijo, en una muestra de cariño infinito que, estoy convencido, sólo una madre puede transmitir. Este es un gesto de bondad inigualable.
Tendemos últimamente a exagerar lo malo que nos rodea. Hay más cosas buenas de las que creemos. Quizás no las sabemos descubrir; es preciso mirarlas, descubrirlas y valorarlas.
No debemos dejarnos engañar por la propaganda ni por el ruido. Porque si el ruido hace mucho daño y poco bien, el bien hace mucho provecho y poco ruido.
El mal será publicitado como noticia, pero el acto de bondad, probablemente, no sea ni mencionado ni valorado.

viernes, 19 de agosto de 2011

¿Tienes personalidad?

A la edad que ya van adquiriendo mis hijas, cada vez está más definida la personalidad de cada una de ellas. No es cosa de 2 días, sino desde que nacieron, pero es ahora cuando los atisbos de sus marcadas condiciones, están empezando a definir cómo van a actuar ante según qué situaciones el día de mañana. Imagino que para esto, un padre o una madre, tienen una mayor visión que cualquier otra persona.
Pero no pretendo detallaros la personalidad de cada una de mis hijas, sino pararme un poco en la cuestión de la personalidad.
Todos sabéis que se considera una verdadera alabanza, el que digan de nosotros que tenemos mucha personalidad. Pero también sabemos que la propia personalidad se forma con el dominio de uno mismo, con una voluntad firme, sabiendo negarse a muchas cosas y siendo fiel a otras. No traicionando a la propia conciencia.
Por el contrario, consideramos como el más bajo de los insultos, que nos tachen de “cobarde”.  Y resulta, que para adquirir una personalidad propia, es imprescindible el valor. No el tipo de valor para tirarte haciendo rappel por la cárcava, o para recibir a puerta gayola a un Pablo Romero, en faena de lavativazo, no. EL VALOR QUE SEPA DECIR QUE SÍ CUANDO HAY QUE DECIRLO, PERO QUE NO TITUBEE EN DECIR QUE NO, CUANDO NO SE PUEDA DECIR QUE SÍ.
De momento mis hijas, a casi todo dicen que no.

jueves, 18 de agosto de 2011

Templanza

Si no con frecuencia, al menos de cuando en cuando, te sorprendes a ti mismo
después de un altercado, de una disputa, de una verdadera pelea con los tuyos, con
los que más amas en la vida, o con los que te están rodeando a diario por motivo de
trabajo, de vecindad, etc....
Y después del altercado, después de haberte dejado llevar por tu nerviosismo, ya
sereno, comenzaste a recordar lo pasado y viste que ellos tenían razón, y no tú. Otras
veces has visto con claridad que la razón era tuya, pero que fuiste bastante niño y
terco en la defensa de tu razón.
Consecuencia: que en toda discusión, en todo altercado has salido perdiendo.
Que siempre toda pelea ha resultado negativa, que nunca sirvió para esclarecer la
verdad, o para acercar los corazones; más bien los alejó, los agrió; con la razón de tu
parte o en contra tuya, quedaste bastante lejos de los tuyos, amargado con los tuyos;
¿valía la pena, entonces, el altercado?

miércoles, 17 de agosto de 2011

Saber hablar y saber callar.

Saber hablar y saber callar; no sabemos que será más fácil o más difícil, más
conveniente o más meritorio.
Callar de sí mismo, es humildad; no hablar de sí, cuando uno siente el deseo de
exponer los propios méritos o las propias ideas o iniciativas, es signo de verdadera
humildad.
Callar los defectos ajenos, es caridad; no criticar a los demás sus actitudes, sus
intenciones, sus actos; no emitir juicios comparativos; no hablar tanto de los otros,
siempre con un dejo de crítica o pesimismo, eso es caridad.
Callar a tiempo es prudencia; no hablar cuando nos sentimos con el impulso de
la reacción, cuando nos viene e la punta de la lengua toda una serie de palabras,
reproches o injurias, eso es prudencia.
Callar en el dolor, eso es heroísmo; no tratar de volcar en los corazones de los
demás las penas propias, los dolores íntimos; hacerles partícipes no tanto de los
dolores, y sí de las alegrías, reservándonos para nosotros las penas, eso es
heroísmo.

lunes, 10 de enero de 2011

Dedicado a todos los afortunados que tenemos trabajo

Qué ganitas tenía,
querido estupidiario
De volver a la rutina,
de cambiar el calendario.

De que empiecen los colegios,
Que se atasque la autovía,
Y que paren las jornadas,
De comer durante noche y día.

Arrancar al madrugar,
Vestir y repartir niñas,
Preparar los bocadillos,
Tras dedicar alguna riña.

Proponerte adelgazar,
Lamentarte por tu ropa,
Que no es que encoja, miarma,
Que es que te has “puesto las botas”…..

Y llegar a la oficina,
Echarte un cafelito,
Y escuchar el tontolaba
Que te cuente el viajecito.

No me digas, diario mio,
Que no estabas ya jartito,
De mojama y mazapanes,
De gambita y jamoncito.

Que yo tenía morriña,
Queridísimo diario,
De que empezaran los colegios,
De cambiar el calendario.