jueves, 20 de diciembre de 2012

¿El fin del mundo?...Anda ya!!!

Dejé la cama sin hacer. Descarté la opción de recoger el cuarto y no me preocupé por el desorden. Las sábanas se me atolondraron por la constante inquietud, el edredón yacía en el suelo y el frío que me había invadido en la profundidad de la madrugada, aún me calaba los huesos. Me puse la misma ropa del día anterior y ante el espejo no reparé en mi aspecto desaliñado y taciturno. La noche había sido larga, llena de temores y ansiedad. Atisbé por la ventana un cielo cenizo y la niebla en el ambiente. Las hojas de los árboles ocultaban el asfalto y un leve viento lo removía todo.


Me enfundé en mi gabardina y me lié la bufanda al cuello. Bajé la calle real, desierta, sin vida, y abstraído por mis pensamientos desemboqué en la plaza. La gente deambulaba sin norte, sin especial interés ni siquiera en el saludo. Nadie conversaba con nadie.
Me acerqué al Rincón anhelando la excitación de un café que despertara mis sentidos, mi último café, pero el cierre remataba en el escalón, e intuí que Fernando había decidido ocupar su último día en otros menesteres, lejos de servir a nadie. – Lógico – me dije.